“No queremos otra Amancay en una ruta abandonada”: el pedido de la familia para marcar un precedente
Los padres y una tía llevaron el recuerdo de la joven a la sala de juicio. Reclamaron por una condena ejemplar que sirva para concientizar a San Luis.
Los padres de Amancay, Gabriela Medero y Martín Pedernera, y su tía, María Medero, fueron los protagonistas de los momentos más emotivos de la tercera audiencia del debate oral. Los tres la recordaron, revivieron el trágico día y pidieron por una condena justa para Jonathan Sandoval.
“Me llevaron a la escena del crimen y me encontré con el fatídico accidente. No me pude acercar. Visualicé la escena. Todo el recorrido donde encontré las zapatillas, las partes de la moto. Fue muy cruel encontrar a mi hija sin vida”, rememoró Gabriela.
La mujer contó que siempre buscó darle educación a su hija con un “’buenos días’, ‘por favor’, ‘gracias’” y no dudo en que “sería una excelente abogada”. “Porque la crié para que sea imponente. Siempre mirando a los ojos, diciendo la verdad. Y hoy te puedo decir que no la tengo”, expuso.
A Gabriela, con el accidente se le fue el alma y el corazón: “Porque era el alma de la casa y el corazón de la familia”. Fue su compañera en la enfermedad de su hija menor e incluso frenó sus estudios para viajar con ambas a Córdoba.
“Estoy enojada, no puedo sacarme el enojo. Por la forma en que encontré a mi hija. Si la hubieran auxiliado, no lo hicieron y la dejaron tirada. Nosotros rescatamos perros en la calle y en ese momento vi a mi hija abandonada. Estuvimos varias horas para que la levantaran porque no es un animal para que estuviera tanto tiempo en el piso”, expresó.
En reiteradas ocasiones le habló al Tribunal por un único pedido: el de justicia.
“Es totalmente doloroso. Con una ausencia muy grande, una rotura de alma. Ha sido desgarrante. Que se te vaya un hijo así es destructivo”, describió Martín. Para él, “Ama” era su compañera y confidente.
Cuestionó a Sandoval porque “un accidente le puede ocurrir a cualquiera”, pero “podría haber parado”.
“No es odio, ni rencor hacia el animal aquel, pero no se justifica para nada lo que hizo. Lo único que quiero es que como padres se pongan la mano en el corazón. No quiero matar, nada malo para esa persona, pero que pague por sus actos”, les dijo a los jueces.
“A Amancay yo la recibí cuando nació. Entonces fue un vínculo muy especial. Hemos compartido todo ese trayecto. Compartimos todo, desde el nacimiento hasta este hecho horrible”, transmitió la tía.
María reconoció que “no hay nada que la vaya a devolver”, pero se quedó con cada momento vivido “desde cada acto en la escuela hasta cada mirada con picardía, porque así son las tías, somos las segundas mamás”.
“No hay nada que repare. Por eso consideramos estar aquí pidiendo justicia, que se marque un precedente para que no haya otra Amancay tirada en la ruta abandonada sin tener el mínimo respeto de la vida humana”, reclamó.
Del mismo modo, plasmó su enojo y bronca, y le preguntó al imputado “¿qué haría él si fuese su hijo el que estuviese tirado en la ruta, solo, en esa situación?”.
“Espero que se haga justicia y se marque un precedente. Una condena ejemplar. Concientizar a San Luis para que no haya otros casos así”, finalizó.